Las peregrinaciones están llenas de espiritualidad y belleza
Los santuarios marianos más conocidos son el de Lourdes y el de Fátima
La idea de un mes dedicado específicamente a María se remonta al siglo XVII. El mes de María incluía treinta ejercicios espirituales diarios en honor a la Madre de Dios. Fue en esta época cuando se eligió mayo mes de la Virgen. La costumbre se extendió sobre todo durante el siglo XIX y se practica hasta hoy. Y esta celebración cuenta con devociones especiales organizadas cada día durante todo el mes. Entre ellas las peregrinaciones a los santuarios marianos.
¿Por qué se nombró a mayo mes de la Virgen? Esta tradición coincide con el comienzo de la primavera, el triunfo de la vida. Y la Virgen es considerada la Madre de la Vida. Además, este homenaje a María en mayo era en fechas similares a las celebraciones griegas y romanas dedicadas a Artemisa y Flora, diosas de la fertilidad y la vegetación. Siglos después, la llegada de la primavera estaba llena de costumbres y celebraciones. Al nombrar a mayo mes de la Virgen se les otorgó un sentido cristiano.
Las formas en que María es honrada en mayo son variadas. Las parroquias suelen tener un rezo diario del Rosario, se erige un altar especial con imagen de María o se hacen Cruces de Mayo (por ejemplo en Valencia). Y también es habitual visitar los santuarios marianos.
La ruta de los santuarios marianos es una experiencia espiritual. Y, a la vez, una posibilidad de disfrutar una arquitectura espectacular y de paisajes únicos. La ruta de los santuarios marianos recorre países tan interesantes como Portugal, España, Italia, Francia, Polonia y Bosnia Herzegovina. Y ya que no podemos visitar los santuarios marianos en breve, por lo menos podemos ver las diferentes opciones que tenemos para cuando podamos volver a viajar.
Los principales santuarios marianos son el de Lourdes (Francia) y Fátima (Portugal). Hace más de 160 años que Lourdes es conocida como la ciudad de los milagros. Y es la ciudad francesa más visitada después de París. Viajar a Lourdes es visitar la Basílica de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Rosario o la iglesia de San Pío que forman parte del recinto dedicado a la virgen. Sin embargo, el alma de Lourdes es la Gruta de las Apariciones. El lugar en el que, según la Iglesia Católica, la virgen se presentó ante Bernadette Soubirous, en 1858. El agua brotó en esa gruta y es, desde entonces, recogida por peregrinos y seguidores de la virgen y sus milagros.
Viajar a Lourdes es sentir una inmensa sensación de paz. La espiritualidad del lugar se une al hermoso entorno natural. Así, a la devoción a la virgen se une la posibilidad de disfrutar de sus rutas de senderismo, de actividades como bicicleta de montaña, pesca o piragüismo y de la historia, arquitectura y gastronomía del sur de Francia.
Y si viajar a Lourdes es toda una experiencia, no lo es menos viajar a Fátima. A a tan solo una hora en coche desde Lisboa, Fátima es centro de peregrinación mariana desde comienzos del siglo XX. En 1917 tres pequeños pastores fueron testigos de las apariciones de la Virgen en la Cova da Iría, junto a una gran encina. Allí, según la tradición, la virgen reveló a los niños los famosos tres secretos de Fátima. El último fue desvelado por el Papa Karol Wojtyla en el año 2000, 19 años después de haber sufrido el atentado que, según la creencia, se profetizaba en el tercer mensaje.
La construcción del templo, en honor a Nuestra Señora del Rosario, se inició en 1928. Viajar a Fátima es recorrer las doscientas columnas unen la basílica con los edificios adyacentes. Frente a la Basílica se encuentra la Iglesia de la Santísima Trinidad. La Cruz Alta de Fátima y la estatua de bronce del Sagrado Corazón de Jesús decoran el hermoso recinto al que acuden millones de turistas llegados de todo el mundo.
Además, al viajar a Fátima se puede aprovechar para conocer el Parque Natural de las Sierras de Aire y Candeeiros, en Leiría Fátima. Este parque encierra un gran número de rutas que recorren sus cumbres y se acercan a interesantes cuevas como las de Mira de Aire, Alvados o las de Moeda. Los cerros cubiertos de olivos o arbustos y las cañadas son otros de los recorridos favoritos de los viajeros.
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